2020 marzo
Derechos Humanes
En 30, Mar 2020 | Sin comentarios | En Poesías | Por Blogueras
Derechos humanes
digamos
todo lo que no existe
en hechos
una hipocresía mundial
una lucha constante y encarnizada
una consigna rota antes de su creación
un olvido iniciático
un anhelo de supervivencia
una renegociación sistemática
un premio de papelitos
palabras con valor de ley que no se cumplen en millones de casos
en coordenadas diversas
memorándum de la única responsabilidad amorosa impostergable
trabajo interno externo
ayuda-Memoria
mantra que repetimos como herramienta
para que une pueda
pedir auxilio
y recibirlo
recomponer su cara en la ajena
recordar
ser
reconocido
por alguien
C.
Camila García Reyna nació el 27 abril de 1987 y es cordobesa criada en Cruz del Eje y Arroyito. Escribe sobre todo poesía. También juega y por eso publica libros y recita y lee, y participa de puestas teatrales y musicales, y coordina talleres de escritura y tejido para adultos, y de lectura y escritura lúdica para niños. Es Licenciada en Letras Modernas y apasionada por el mate y la comida deliciosa. Es un poco solemne, una pena, pero como se lo permite también se divierte con eso. En este espacio de amor habrá una porción de poesía que es una forma de aprender la paz, de reconocerse, de recordarse, de entregarse, de compartirse siendo. Un deseo de encontrarse en las hermanas, de respetarse, de estarse queriendo, de respirar lo que elegimos, confiadamente, un poco más alegres cada vez.
Federica Jachymiak Nacida en Córdoba Capital. Artista visual. Realiza trabajos individuales y grupales en diversos formatos y lenguajes artísticos. Feminista impulsada por el amor a la autogestión, la bici y el entrecruce entre las artes. Instagram: @fedenbici
Las memorias de los nacimientos
En 25, Mar 2020 | Sin comentarios | En Que Sea Ley | Por Blogueras
El primer proyecto de IVE (Interrupción voluntaria del embarazo) se presenta en el año 2007, ingresaría posteriormente al congreso siete veces más. Es entonces cuando cobra protagonismo de la mano de las luchas feministas que progresivamente adquieren una visibilidad contundente. El año 2018 sería clave, es tratado por primera vez con la fuerza de la lucha en la calle, con la mirada múltiple de las diversidades, con los debates ampliados, las cosmovisiones, los partidos y las agrupaciones políticas y sobre esta disyuntiva, las redes como canales protagónicos de intercambio de ideas. Aunque es finalmente rechazado por el Senado con tan solo 7 votos de diferencia.
De todo este debate, el tema harto confesado es la verdadera posibilidad de decidir sin morir por interrumpir un embarazo. En este marco, la presencia de testimonios se convierte en la principal herramienta de empatía. Son los casos que comenzaron a multiplicarse, saliendo de la oscuridad confesados desde las redes, contando las historias en primera persona, poniéndole palabras a todo lo que durante años se había silenciado.
Los discursos clandestinos emergieron de todas partes: personas con capacidad de gestar que, con y sin posibilidades económicas, atravesaron la clandestinidad, poniendo su vida en riesgo. A pesar del fantasma de la muerte que encierra esta elección, decidieron igual sobre sus cuerpos y cuerpas. La principal barrera social es el miedo, miedo a morir, a sobrevivir con culpa, a no tenerla, a sufrir desde el silencio, al no poder parir cuando se decida, a anteponer los proyectos personales al destino materno. Este último, representado tantas veces en la vida de las mujeres como una acción de inercia, unidireccionada a estereotipos rígidos de felicidad por haber cumplido con una misión social. Mucho menos incluye a las diversidades y la posibilidad de xaternar de manera alterna. Claramente el placer de estos cuerpos y cuerpas no forma parte del universo de lo posible, incluso el castigo está relacionado a una contraprestación del deseo. Los discursos sobre la adopción se esgrimen una vez más desde una visión utilitarista de las mujeres y personas con capacidad de gestar, como meros envases descartables. Sin importar la psique de quien esté por parir, debe ser medio para aquelles otres que no pueden ser xadres, objetualizándonos e imponiéndonos nuevamente un modelo de sacrificio por les demás.
Siguiendo esta lógica, los discursos de los grupos autodenominados “pro-vida” focalizan en argumentos que buscan seguir clandestinizando el aborto, relativizando las cifras de mujeres muertas, la capacidad de decisión, desde la visión del castigo. Pero este castigo excede la mirada legal ya que trasciende al territorio de lo moral, el deber ser. Harto escuchado en radios oficiales monopólicas el discurso del Portal de Belén, en el que se impone la visión de la vida desde la concepción, la criminalización de las personas que deciden sobre su cuerpo y por último hace referencia a un supuesto error o falta cometido por estes, perdonado por “la misericordia de dios”, invitando a resarcir la culpa a cambio de unirse a sus filas.
El 2020 se nos presenta como un desafío, nuevos actores van a protagonizar lo que se presiente como un momento histórico de nuestra Nación. En este sentido, el actual presidente ya expuso que iba a presentar un proyecto de ILE (Interrupción legal del embarazo) lo que conlleva para el arco político un posicionamiento explícito sobre el tema, generando una revisión del mismo dentro de los sectores que, en principio, podrían estar en contra y son simpatizantes o propios de la nueva gestión de gobierno. Esto renueva las expectativas, sobre todo para quienes estamos a favor de que la clandestinidad sea el viejo recuerdo de una mirada oxidada hacia las personas con útero, lo que decidimos, nuestro deseo, nuestro derecho al placer y a una vida libre de violencias. Hay algo que en este tiempo hizo que supiéramos que no hay vuelta atrás, el debate no sólo abrió la puerta a un discurso contrahegemónico, sino que nos unió como movimiento, nos invitó a formarnos, a buscar herramientas de diálogo y sobre todo a salir de la clandestinidad en la que nos creíamos envueltas y aisladas. Porque hemos decidido unir voluntades y no callarnos, porque damos nacimiento a esta revolución, porque solas, nunca más.
Luciana Gómez tiene 39 años. Es Licenciada en Letras Modernas. Acompaña hace ya casi cuatro años a mujeres en situación de violencia. Coordina talleres de género en diversas instituciones educativas y además es docente.
Soy Pilar Emitxin, ilustradora y productora gráfica de Córdoba. Realizo gráficas feministas y de lucha, además de hacer carteles, flyers y demás tareas (trabajo) de diseño para los espacios colectivos que conforman nuestro movimiento, como asambleas locales, colectivos internacionalistas de solidaridad, medios feministas independientes, etc. Son imágenes que recorren las sensibilidades que me atraviesan como parte de un gran colectivo que lucha por un feminismo de clase, de color, internacionalista, que respete y ponga en el centro los procesos disidentes colectivos, en defensa de todas las formas de vida, políticos, comunitarios, sexuales, identitarios, antirracistas, etc. Cada imagen trae adentro horas de trabajo, de reflexión, de dolores, de caminos transitados por esta cuerpa que trabaja y lucha en el seno de un mundo en convulsiones. Facebook e Instagram: @emitxin
¿Histéricas? No, históricas
En 21, Mar 2020 | 2 Comentarios | En ¡Hasta la victoria, always! | Por Blogueras
(…) la memoria funciona haciendo y deshaciendo el relato. De alguna manera si la historia forma como un archivo, un archivo cerrado, fijo, la memoria es como una especie de virus que va descomponiendo el archivo y que va rearmándolo, tragándose partes –que pueden reaparecer- y reconstruyéndolo de otra manera.
(Pilar Calveiro)
En lo preciso de esta ausencia
En lo que raya esa palabra
En su divina presencia
Comandante, en su raya
Hay Cadáveres
(Nestor Perlongher)
Desde hace rato estoy pensando que para la entrada de marzo del blog quiero escribir sobre las memorias del terrorismo de Estado. Claro que, cuando comencé a pensar en esto, pensaba que este iba a ser un marzo “normal” en el que las personas se reunirían en sus organizaciones y espacios y harían asambleas para organizar una marcha en conmemoración y repudio del golpe de Estado de 1976 y que seguramente esa marcha iba a ser tan multitudinaria como lo viene siendo desde hace varios años. Y en eso, llegó el coronavirus. Y entramos en emergencia sanitaria. Y se suspenden recitales y partidos de futbol y cierran centros culturales. Y ya es un hecho que el 24 de marzo no habrá marcha. Quizás la haya más adelante, quizás encontremos otras formas (no masivas, no presenciales…) para recordar ese día a las miles de personas desaparecidas por el terrorismo de Estado en los cerca de 600 centros clandestinos de detención, tortura y exterminio que funcionaron en todo el país durante la última dictadura cívico-militar-eclesiástica. Y qué maravillosa oportunidad que nos brinda el bichito este para recordar que hay cosas que no controlamos y que todo puede cambiar de un momento a otro, hasta lo que creemos inamovible. Y que las memorias, como dice Pilar Calveiro, son políticas, no son neutrales, están en permanente transformación y surgen desde las urgencias del presente. Y que memoria jamás puede ser tradición o costumbre. Y pensándolo desde ahí, y sabiendo que ese pensamiento no surge de una flaiada del momento porque me cancelaron una actividad y tengo tiempo libre; sino que es parte de una construcción colectiva; es que puedo hacer esta reflexión.
Soy hija de setentistas. Ya lo dije, ¿no? Mi mamá es sobreviviente del D2, el centro clandestino que funcionó en pleno centro de Córdoba entre 1974 y 1983. Ahí, al ladito de las campanas. Mi familia fue una de las tantas que tomó el camino del exilio y como consecuencia de eso pasé los primeros años de mi vida en España. No digo esto porque piense que decirlo me habilita a hablar sobre el terrorismo de Estado más que a otras personas. Lo digo porque la única forma que encuentro para hablar de cualquier cosa es a partir de mi experiencia personal y porque pienso que todas las personas que nacimos entre el 76 y el 83 fuimos afectadas por el terrorismo de Estado, incluso las que dicen “a mí no me pasó nada”. Me remito a mi historia personal también porque lo peor que nos hizo el terrorismo de Estado es que lleguemos a pensar que no nos pasó nada. Yo también lo pensé al regresar de España a los dieciséis años. Años después comprendí las palabras exilio, sobreviviente, centro clandestino de detención, desaparecidos, empecé a ir a las marchas del 24 de marzo, me acerqué a la organización H.I.J.O.S.convencida de que no me iban a admitir porque tenía mamá y papá y resulta que sí me admitieron porque, como decía un afiche que casi me choqué al entrar al local por primera vez, “Todos somos hijos de una misma historia”. Y en el compartir con las compañeras y compañeros, en los talleres en escuelas, los escraches a genocidas, las marchas, aprendí muchas cosas más; por ejemplo que la identidad y la memoria se construyen tanto desde lo individual como desde lo colectivo. Fue entonces cuando comenzaron a formar parte de mi identidad algunos símbolos. El pañuelo blanco, la flor roja y una cifra: 30000.
30000 compañeros desaparecidos, presentes. Ahora y siempre.
Y un día en una marcha vi un cartel que decía 30400. Y como no sabía qué significaba, pregunté. Y me explicaron que ese 400 representa a las víctimas del terrorismo de Estado gays, lesbianas, travestis, trans y bisexuales; y que hubo un miembro de la CONADEP, el rabino Marshall Theodore Meyer, que denunció que esas personas recibieron un trato especialmente sádico y violento en los centros clandestinos en los que estuvieron secuestradas.
Debo confesar que, como persona educada en un sistema cis hétero patriarcal, en un principio minimicé esa información. Sinceramente, me parecía una boludez reivindicar el 30400. “Si siempre dijimos que los compañeros desaparecidos eran treinta mil, está bien, reivindiquemos a les desaparecides LGTB, pero entendamos que están dentro de esos 30000 por los que reclamamos históricamente”.
“Históricamente”.
Como diría Cantinflas, ahí está el detalle. Porque ¿para qué nos sirve la historia si no es para entender que la existencia es transformación? ¿Para qué nos sirve la memoria si no es para reescribir la historia, recordando lo que antes habíamos olvidado, resaltando con rojo sobre lo tachado, sumando otras voces, otros colores, otros puntos de vista a un relato que jamás va a estar cerrado del todo? ¿Y para qué queremos discutir la legitimidad de un número sobre otro si el número verdadero no lo vamos a saber nunca? Porque fueron muertes clandestinas perpetradas por un sistema ilegal, violador de derechos y que actuó en las sombras. Los únicos que saben a cuántas personas masacraron son los perpetradores. Y no lo van a decir nunca. Ya los hemos visto en los tribunales, defendiéndose con argumentos retrógrados, culpando a las víctimas. Nunca han colaborado en la búsqueda de la verdad y la justicia. Ni lo van a hacer. Porque son el enemigo. Son la muerte.
Del otro lado, nosotres: las personas que reivindicamos la lucha de las, los, les desaparecides, que eran obreras, sindicalistas, estudiantes, maricas, putas, peronistas, trostkistas, anarquistas, mujeres, travestis, comunistas, amas de casa, bandoneonistas, arquitectas, profesores, villeros, adolescentes, embarazadas, artesanos, policías. Sí, también policías y militares y toda diversidad humana que se nos pueda ocurrir porque toda la sociedad fue víctima de ese horror. No hubo dos demonios, hubo una sociedad atravesada por el autoritarismo y la violencia. Hubo un plan sistemático para acallar voces disidentes e implantar un sistema económico injusto contra el que hoy seguimos luchando. Y en esta lucha, con las Abuelas y Madres como faro, estamos todes: feministas, aborteras, maricas, travestis, trolebuseras, familiares de desaparecidos y personas tan jóvenes que se diría que “no lo vivieron”, sobrevivientes de centros clandestinos y sobrevivientes del femicidio nuestro de todos los días, personas que dicen desaparecidos y personas que dicen desaparecides, pancartas que dicen 30000 y pancartas que dicen 30400. Y bienvenidas sean esa diversidad y esas diferencias, porque desde ahí se construyen los consensos en una sociedad democrática. Y si todavía no hay un consenso, relajemos, tengamos paciencia, sororidad y escucha. Confío en que el destino de las memorias es crecer y no replegarse y doy la bienvenida a los símbolos que interpelan lo que creíamos permanente, porque multiplican memorias y plantean preguntas. Lo homogéneo, lo estático, lo prolijito y sin fisuras, mejor se lo dejamos a los milicos.
Compañeras, compañeros, compañeres desaparecides ¡Presentes!
Hasta la victoria.
Siempre.
1 “Puentes de la memoria, terrorismo de Estado, sociedad y militancia”, en revista “Lucha armada en la Argentina” número 1. http://americalee.cedinci.org/wp-content/uploads/2019/03/LUCHA-ARMADA-01.pdf
2 “Centros clandestinos de detención en Córdoba”, publicación del Archivo provincial de la memoria y la Comisión provincial de la memoria de Córdoba, 2009. http://www.apm.gov.ar/sites/default/files/centros_clandestinos.jpg_.pdf
3 Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio, regional Córdoba https://www.facebook.com/hijoscba/
4 La Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) fue una comisión creada por el presidente de la ArgentinaRaúl Alfonsín el 15 de diciembre de 1983 con el objetivo de investigar las reiteradas y planificadas violaciones a los derechos humanos durante el período del terrorismo de Estado en Argentina en las décadas de 1970 y 1980.
5 Están denuncias fueron mencionadas por Carlos Luis Jáuregui en su libro “La homosexualidad en la Argentina”, Tarso Ediciones, 1987.
Florencia Ordóñez nació en Córdoba el 8 de marzo de 1977. Es licenciada en cursillos de nivelación y posee un doctorado en abandono de carreras universitarias. Escribe, publica libros propios y ajenos desde el sello Malasaña Ediciones, hace monólogos de humor, coordina talleres de escritura; ha incursionado en la actuación y el teatro de títeres. También se ha desempeñado en varios trabajos decentes de los que fue oportunamente despedida. Políticamente se define como feminista silvestre y anarco-peronista.
Paola Lucero Antonietti – También LaPao Cósmica (o viceversa) – Flor de la red flordelunar, arquitecta, ilustradora, docente, cósmica. Nacida el 2 de setiembre de 1979 en Córdoba Capital.Realiza diseños cósmicos en distintos soportes y formatos: ilustraciones, trencadís -mosaiquismo-, fanzines. Arquitecta que pone su mirada en la ciudad y el habitar de la ciudad, haciendo foco en el diseño participativo y colectivo Es docente del secundario en donde aprende mucho de los chicos y las chicas. / Desarrolla talleres con niños y grandes en donde la creatividad es el motor de las producciones. Y juega. Contacto: lapaocosmika@gmail.com / Facebook: LaPao Cósmica