2018 julio
¿Fútbol para todas?
En 01, Jul 2018 | Un comentario | En Invitadxs | Por Noe
El fútbol es masculino. No. Pero en las escuelas siguen enseñando fútbol a los nenes en educación física y a las nenas vóley.
¿Es masculino el fútbol? No. Pero en las jugueterías siguen estando las pelotas del lado de los juguetes de “varón” , junto a los soldaditos, a los superhéroes, a los autitos, los aviones, los camiones… no del lado rosa Barbie, donde hay pinturas, bebés, disfraces, cocinitas coronitas, tacos y hasta set de limpieza. Sí. Todavía. Y si se vende es porque se compra. Así se compra. Para niñas y para varones.
¿Desde cuándo las mujeres jugamos al fútbol? No lo sé. Creo que desde siempre. A escondidas. Con hermanos varones de entre casa. Madres y tías con hijos “varones que necesitan jugar a la pelota” y padres ausentes.
¿Desde cuándo las mujeres “nos permitimos” jugar fútbol? Tampoco lo sé. Pero recuerdo la rareza de las caras cuando nuestra compañera Paula Mónaco Felipe dijo que habían formado un equipo de fútbol femenino por allá por el 98. Parecía cosa de “machonas”. Si todavía hablábamos de la homosexualidad como enfermedad. Si todavía no se hablaba de educación sexual ni de nada. Todos y todas debíamos ser heterosexuales y machistas sin discusión.
A mí me gusta jugar al fútbol desde chica. Pero jugué muy poco. Como muchas. No había lugar para nosotras. Ahora parece que ya no esperamos que nos hagan lugar. Lo estamos habitando sin permiso de los varones. Y aunque todavía no circulan millones de euros o dólares por pases de mujeres futbolistas hemos logrado ser “aceptadas” por algunos varones y por bastantes mujeres. No soy buena jugando fútbol, ni trabajo para serlo, no admiro a ningún jugador ni intento copiar sus tácticas. Tampoco a ninguna mujer de las que ahora se van destacando en alguna revista deportiva.
Hace poco más de tres años una vecina, compañera y amiga, Lali Monayar nos pregunta en un Encuentro por la Memoria, la Verdad y la Justicia, en el Talar de Mendiolaza, si queríamos jugar fútbol. Minutos después acordamos empezar el siguiente martes. Desde ahí y hasta hoy seguimos encontrándonos. Jugamos como yo siempre quise. Por jugar. Para juntarnos. Para divertirnos. Para cortar con la rutina. Porque se nos da la gana. Por las ganas de reírnos juntas.
Muchas somos madres, todas trabajamos. La mayoría somos profesionales. Y limpiamos nuestras casas, cocinamos, lavamos ropa, criamos lxs hijxs, de manera desigual respecto a los varones. Frecuentemente necesitamos ir a la cancha con lxs chicxs porque no hay papás que se ocupen. Pero algunas veces sí. Y eso me parce una gran victoria. No que los varones se ocupen de lxs hijxs mientras trabajamos. Que se ocupen mientras jugamos al fútbol. Sé que es una pavada. Pero simbólicamente es un gran acto de poder. Nosotras con la pelota y ellos con lxs chicxs.
Justo ahora que no logramos que dejen de matarnos, pero que sí pudimos marchar, hablar, visibilizar, concientizar, al menos en algunos sectores de la sociedad.
Justo ahora que empezamos a debatir sinceramente el derecho de las mujeres de decidir sobre nuestro cuerpo. Que esperamos legalizar el aborto al menos para que las pibas que no pudieron empoderarse puedan no morir.
Justo ahora que comenzamos a entender que la identidad sexual se construye. Que unx nace, se hace, se deshace, se rehace. Que los deportes se juegan. Que los juguetes se desean. Que los baños se usan por personas y no por mujeres heterosexuales o varones heterosexuales.
Justo ahora que intentamos tomar conciencia que ser mujer no puede ser una desventaja. Que ser mujer es un derecho. Como jugar fútbol. Como abortar legalmente. Como jugar a los autitos. Como vóley. Como tener sexo. Como decir no y ser respetada.
Justo ahora paramos la pelota. La pelota históricamente masculina. La pelota que mueve fortuna casi como la prostitución.
Justo ahora que casi podemos pensar ser madres o no. Y capaz no sentimos culpa si no lo somos.
Justo ahora que decimos a los padres de nuestros hijxs que sean eso. Padres. Y hasta a veces disfrutamos de que no nos necesiten.
Justo ahora paramos la pelota para no dejarla ir.
No la dejes ir.
“No la dejes ir” Es el nombre de nuestro equipo de fútbol femenino amateur del Talar de Mendiolaza.
María Brogin. Madre de tres bellezas. Docente. Integrante del equipo de fútbol “No la dejes ir”. Participante del espacio de arte y política ¿Vivimos en el país del nunca más? Miembro de la comisión vecinal de barrio el Talar de Mendiolaza y de la Mesa de género de Mendiolaza entre otres.
Ilustración: Alulina
Agostina Rassetto, nacida en 1992 en San Francisco, Córdoba. Siempre sumergida en el mundo de la artesanía y trabajo manual, dibuja por placer, emprende con muñecos de tela y encuadernación, profesora de Artes Visuales en formación.
Córdoba Capital
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